9.5.06

Antes de actuar, deténgase a pensar

La tarea en el área de comunicación institucional no es sencilla. Al trabajar con personas, trabajamos también con sentimientos, expectativas, anhelos y susceptibilidades.

Cuando a muchas personas se les pregunta qué hacer en tales o cuáles situaciones, suelen repetir soluciones que les sirvieron en otros contextos.

Para encontrar una respuesta eficaz a las propias inquietudes, primero hay que mirar para adentro. La palabra clave es el “diagnóstico”.

Gracias a esta herramienta fundamental nos damos cuenta de que muchas de las situaciones que son problemáticas para las demás personas, tal vez no lo son para nosotros.

Un diagnóstico implica analizar:

- Cada detalle relativo a nuestra institución/empresa/partido/municipio: su misión, su visión, los valores que se manejan, los objetivos, las estrategias de acción, las rutinas establecidas para cada sector, los éxitos y fracasos pasados, etc.

- El factor humano de la institución, es decir, el público interno, desde los niveles más bajos hasta los más altos: ¿de dónde provienen? ¿qué antecedentes tienen en su función? ¿qué reputación? ¿cómo se llevan con su familia, amigos, compañeros de trabajo? ¿qué aspiraciones tienen? ¿qué miedos? ¿cuáles son sus virtudes reconocidas y no reconocidas? ¿y sus defectos? ¿porqué están en el lugar donde están?

- Las variables contextuales: situación social, económica y cultural del área donde se inserta la organización (calidad de vida), posibilidades de desarrollo de iniciativas y emprendimientos, apoyo (o no) de grupos de interés, medidas gubernamentales que puedan afectar a la empresa/institución/partido/municipio, etc.

- Los públicos externos con los que debemos interactuar, ya sea de manera directa o indirecta (población, otras instituciones/empresas/partidos/entidades gubernamentales/ONGs, medios de comunicación, etc). Sus opiniones y actitudes, el posicionamiento de nuestra marca en su mente, con qué palabras nos definen, el cambio de su relación con nuestra organización y con sus integrantes a lo largo del tiempo, su estilo de vida, sus deseos, expectativas, miedos, quiénes son opositores reconocidos y quiénes son los no reconocidos, quiénes son aliados reconocidos y quiénes son los no reconocidos, quiénes están indecisos, quiénes esperan algo de nosotros y porqué, etc.

- Nosotros mismos: siempre, en todo momento, debemos incluir un “autoanálisis”: ¿porqué queremos estar en esta institución/empresa/partido/municipio? ¿qué deseamos obtener? ¿qué confianza tenemos en lograr nuestros objetivos? ¿qué estamos dispuestos a dar? ¿cuáles son nuestros prejuicios respecto a nosotros mismos y a los demás?, etc.

Una vez que hayamos realizado un buen diagnóstico de dónde estamos parados, podremos tomar decisiones de una manera más segura.

No obstante, la evaluación y el análisis deben ser constantes, porque las cosas y las personas cambian todos los días.

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