Si una persona no tiene nombre, no es nadie. Y si una empresa o institución no tiene marca, tampoco.
Para entrar en el imaginario social hay que buscar una etiqueta, una denominación que tenga significado para algo y para alguien. Que actúe como elemento diferenciador del resto.
La marca es el DNI de una compañía, es decir, lo que la identifica y le da existencia en la sociedad. Por eso es tan importante contar con una que sea buena, una marca fuerte que enorgullezca y que le traiga réditos a quien la posee.
Para elegir el nombre de una empresa, bien vale fijarse en algunos aspectos. Una marca no sólo es una palabra, sino también una identidad, un pasado, un presente y un futuro; tiene raíces y cultura.
Asimismo, una marca incluye un diseño visual, una imagen fonética, un símbolo, una palabra inspiradora. ¿Porqué debería su empresa llamarse con un apellido difícil e inentendible? ¿Porqué debería usted ponerle a su negocio el nombre de su perro? ¿Sonaría importante para el resto de las personas?
Para construir una marca es necesario pensar los sentimientos que evoca, las emociones que despierta, los significados que connota.
Una marca puede ser efectiva en una región o en un país, pero puede no ser aceptada en otro por cuestiones culturales, políticas o religiosas.
Lo principal al construir una marca es conocer el negocio, conocer el mercado, tener en cuenta la posible proyección nacional e incluso internacional y, a partir de ahí, pensar en un nombre claro, identificable, fácil de pronunciar y de recordar.
Después será cuestión de aplicarle una identidad visual y de llevar a cabo una buena campaña de comunicación.
Tenga una buena marca y verá cómo todo se hace más fácil.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario