Todos formamos opinión sobre los demás. Le ponemos una carga valorativa de acuerdo a nuestras experiencias personales o, simplemente, en base a lo que leímos en algún lado o escuchamos de parte de los demás. Por lo general, la opinión que tenemos de los demás está fundada en pocas razones, indicios o argumentos. Tendemos a simplificar.
Gestionar la comunicación interna es algo imprescindible a la hora de cuidar la imagen de nuestra empresa y de las personas que trabajan en ella, para que nadie "simplifique" como le parezca lo que la institución significa.
Un comentario negativo de un cliente es un peligroso llamado de atención, pero también lo es, e incluso puede serlo aún más, un comentario desafortunado en el bar de la compañía.
Recuerde: las malas noticias son las que venden e interesan, pese a que los responsables de la comunicación innterna se esmeren en recalcar nuevos beneficios del mes para el personal.
Por eso, más allá de lo cotidiano y de la comunicación formal, está la tarea más compleja de investigar los canales informales de comunicación y sus mil variantes de expresión.
Para muchas empresas, mirar hacia adentro no es fácil, porque existe el miedo de encontrarse con sorpresas que se no desean.
Pero si se aprovechan las herramientas convencionales y no convencionales que se tienen a mano -y de manera estratégica- será posible encontrar, más que rumores de pasillo o comentarios desafortunados "de bar", las virtudes y defectos de la gente, los talentos y las falencias... el capital humano que realmente forma la imagen de la empresa, más allá de la publicidad y el marketing.
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